viernes, 3 de diciembre de 2010

Un pedazo de paraíso paraguayo: San Rafael. Por Tracy Barnett

Escrito por Tracy L. Barnett
Traducido por Claudia Duarte

LA RESERVA SAN RAFAEL, Departamento de Alto Vera, Paraguay – “Está a punto de conocer el lugar mas hermoso del mundo,” me dijo Daniel, mientras atravesamos el accidentado camino rojo, el cual se hacia cada vez mas accidentado y angosto al minuto, mientas el oscuro bosque se cerraba alrededor de nosotros, helechos que crecen hasta la cintura y arboles drapeados de rosa vid se elevaban en la oscuridad.

Hacían dos horas y media desde que salimos de Encarnación, en el centro sur de Paraguay, a orillas del rió Parana, y había pasado aproximadamente una hora desde que vimos algún tipo de de civilización, en su lugar millas de hectares de plantaciones de trigo se extienden al horizonte – la cosecha de invierno, la cual sera cosechada pronto para hacer lugar a las plantaciones de soja.
“Los cambios aquí en Alto Vera han sido muy dramáticos en los últimos años” me dice Daniel. El observó mientras el vasto Bosque Atlántico de su tierra nativa y las pequeñas granjas que un tiempo atrás existían desaparecían milla tras milla, para abrir paso a estos campos.
“Lo que está sucediendo es muy triste,” dice. “Los campesinos que han vivido y cultivado la tierra aquí todas sus vidas están en una situación muy precaria- si sufren una temporada difícil, sentirán hambre todo el año. Cuando un gran productor se acerca a ellos y les ofrece dinero por sus tierras, muchos de ellos no pueden rehusarse a aceptarlo. A $6.000 la hectárea, es una cantidad inconcebible de dinero y suficiente para vivir de el por unos años – piensan ellos, y se mudan a la ciudad. En un año o dos el dinero se termina.”
Mi tiempo en Paraguay ha sido coloreado en varios sentidos por la tristeza de su historia. He llegado sin embargo a San Rafael, para dejarlo todo atrás por dos días y dos noches preciosas, en un lugar donde un fragmento del antiguo paraíso de Paraguay aun sigue vivo, y un dedicado grupo de conservacionistas esta trabajando para restaurarlo.
Daniel Espinola y su familia.
Entre otros roles, Daniel Espinola es el supervisor de operaciones en la reserva San Rafael, ademas de ser miembro de Guyra Paraguay, uno de los grupos de conservación lideres en Paraguay, su nombre deriva del la palabra Guaraní para “ave”, dado que la misión original de la organización fue la conservación de los hábitats de aves, pero el grupo ha crecido mas allá de sus orígenes.
Eran las 10:30 al momento en que llegamos, y la noche se había cerrado en el bosque un buen tiempo atrás, así es que tendría que esperar para juzgar la precisión de la descripción de Daniel. “Uno siempre piensa que su propia tierra es el lugar mas hermoso del mundo,” reconoció. “Así es que tendrás que decidir por ti misma.”
La estación de investigación incluye lugar de alojamiento hasta para 12 visitantes, observadores de pájaros, científicos, y ecoturistas se abren camino por aquí desde todo el mundo para ver algunas de las mas de 400 especies diferentes que hacen de San Rafael su hogar.
Mañana, me dice Daniel, seré Guardabosques por un día. Mientras yo me cubría con la cobija en la fría noche, y apagaba una vela, un absoluto silencio me envolvió y el sueño descendió sobre mi como una tibia manta.
La luz comenzaba asomarse por mi ventana cuando una excitada conmoción comenzó afuera de mi cabina, como si fuera que cada ave de la creación hubiera llegado a nuestro valle a para comenzar una sinfonía de sonidos en esa misma mañana. La variedad era tremenda, trinos y gorjeos y riffs melodiosos se entrelazaban en un tapiz de sonido que parecía envolver a mi estado medio dormido.
Mientras dormitaba escuché por un momento, luego abrí las persianas para encontrarme con un matiz dorado- rojo en el horizonte. En el aire se sentía la alegría, era contagiosa, y comprendí lo que Daniel quiso decir.
Antes del desayuno pude ver a un papamoscas cola de tenedor, un tero, y – fui personalmente saludada por lo que parecía ser un colibrí de color esmeralda tornasolado, que se precipito hacia la puerta de mi camarote, floto cerca de mi un momento y luego volvió a salir afuera. Luego intente comenzar con un poco de escritura antes de nuestra salida en la mañana, pero la algarabía afuera de mi ventana fue demasiado para mi; tome mis binoculares y en cuestión de segundos ya había divisado un pájaro de plumaje y cresta parecido a la felpa y un búho pigmeo.

Mi día estuvo lleno de actividades mientras acompañaba a Ramón y Ariel en las rondas que realizan para revisar una serie de “trampas de arena” dispuestas para registrar las huellas de los felinos que habitan en el parque. 
Esperaba ver una huella de jaguar pero quedé decepcionada, aunque sí llegamos a encontrar huellas de zorros y armadillos. Aproveché de buena manera los binoculares que Daniel me había prestado, en la tarde, dimos un paseo por las praderas y observamos un trío de carpinteros campestres de pecho amarillo (un tipo de pájaro carpintero) mientras rodeaban un nido de termitas gigante en busca de sus presas de seis patas, y logramos obtener algunas tomas decentes. Localizamos a un impresionante tirano cola serpentina, similar a un cola de tijera, pero con una cola aun mas espectacular, con plumas dobles y un rostro de color canela, el cual también pude fotografiar.

La primavera está floreciendo en la reserva, con flores salvajes llenando las praderas y el niño azote, una delicada flor parecida a una mimosa rosada salpicando el bosque. Las aves macho están vistiendo su mas ostentoso plumaje y cantando con todo su corazón para atraer a sus parejas, y las especies migratorias permanecen alrededor como el Tyrannus savana, el papamoscas de cola blanca y negra que había visto en la mañana.
Ariel me acompaño a una caminata al río, observe el espectacular atardecer por encima de la mezcla de praderas y bosques que rodean a la estación, y absorbí el alboroto de la vida silvestre de las aves.
El tiempo paso demasiado rápido y pronto ya estuve en camino de vuelta a la ciudad con Daniel, pero no antes sin visitar a los campesinos con quien las personas de la fundación Guyra están trabajando para promover practicas sustentables de agricultura.
Para aprender más de Guyra Paraguay revise su sitio web. Tiene cinco reservas en varias partes del pais, y un serie de programas en Asuncion.





http://tracybarnettonline.com/blog/2010/09/20/a-piece-of-paraguayan-paradise-san-rafael-preserve/

Familias linguisticas del Paraguay, pueblos indigenas y tierras ancestrales

Datos oficiales actualizados a la fecha por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) señalan que los y las indígenas están distribuidos en 17 Pueblos Indígenas (o 20, según datos censales recientes), subagrupados en cinco familias lingüísticas. En términos descriptivos, la composición de cada una de estas cinco familias lingüísticas es la siguiente:


Comunidad Maká. paraguay.com
La familia lingüística Guaraní está compuesta por seis pueblos: los Guaraní Occidentales y los Guaraní Ñandéva de la región Occidental o Chaco; y los Paî Tavyterã, Mbya Guaraní, Avá Guaraní y Aché de la región Oriental .
La familia lingüística Maskoy está integrada por los Guaná, Toba Maskoy o Enenxet, Sanapaná, Angaité y Enxet o Enlhet, todos del Chaco. Estos dos pueblos han sido clasificados con la designación común de Lenguas (Sur y Norte, respectivamente), pero existen reclamos atendibles de que se trata de dos pueblos sociolingüística y geográficamente distintos.
La familia lingüística Mataco-Mataguayo está compuesta por los Nivaclé, los Maká y los Manjui, también originalmente chaqueños, aunque los Maká son los indígenas urbanos de la actualidad vecinos de Asunción de más larga data.
La familia lingüística Zamuco está integrada por los Ayoréode y los Yshyro, que, a su vez, hablan de una diferenciación entre Ybytosos y Tomárahos, todos ellos chaqueños.
La familia lingüística Guaicurú constituida por un solo pueblo, los Toba Qom o Qom Lick, también del Chaco.

Breve historia de los Ayoreo Totobiegosode
Del pueblo ayoyeo, desde survival.es

survival.es
Este pueblo indígena, cuyos miembros se autodeterminan ayoreóde (masc.) ayorédie (fem.), es descendiente de los Zamucos históricos que tuvieron contacto con las reducciones jesuíticas en la Provincia de Chiquitos durante el siglo XVIII. Mientras que una parte de estos Zamucos se integraba a la población rural de la Provincia de Chiquitos, los antepasados de los ayoreóde siguieron viviendo en la selva chaqueña hasta que establecieron el contacto permanente con la población neoamericana, a partir de 1940, en pleno siglo XX. La autodenominación de este pueblo significa hombres, gente verdadera. A otros pueblos, cuya manera de vivir es similar a la de ellos, los Ayoréode llaman Ayore Quedejnane, otra gente, mientras que a la población sedentaria (o blanca) llaman Cojñone. Los Ayoréode fueron siempre tenaces defensores de su sistema de vida y de su espacio vital, resistiendo las intenciones usurpadoras de otras etnias en sus tierras. Los Ayoréode, también denominados Pyta Jováidoble talón—, debido a las sandalias rectangulares que utilizan habitualmente para confundir al enemigo, constituyen, junto a los Aché, pueblos indígenas cuyos miembros lograron mantenerse fuera de contacto, siendo víctimas de crueles persecuciones que constituyeron verdaderos actos etnocidas.

El Tekoha Guasu Mbyá Guaraní y la Reserva para Parque Nacional San Rafael.
pib.socioambiental.org
El área denominada Reserva para Parque Nacional San Rafael, más conocida como Tekoha Guasu por los indígenas, abarca parte de la Cordillera del mismo nombre y se encuentra ubicada en los departamentos de Itapúa y Caazapá.
Fue establecida como Reserva para Parque Nacional por Decreto N.° 13.680 el 29 de mayo de 1992, con una superficie aproximada a las 78.000 hectáreas, destacadas por una inmensa riqueza cultural y biológica. La Reserva para Parque Nacional San Rafael tiene como objetivo preservar uno de los últimos remanentes del Bosque Atlántico Interior (BAI) o Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA), situado en el Cono Sur de América. Aquí dentro se encuentra la Reserva Natural Guyra Retä con el objetivo de preservar y conservar San Rafael. 


“Las tierras del área silvestre protegida San Rafael -cuyo ecosistema que lo conforma- constituye la tierra ancestral de los indígenas. En la medida en que los indígenas puedan mantener su cultura, costumbre, modo de vida, de sustento propio, estas tierras estarán protegidas”
procosara.org
El área silvestre protegida conocida como Reserva para Parque Nacional San Rafael comprende el último complejo de serranías que se proyectan de norte a sur en la región oriental del Paraguay, y es la mayor muestra representativa del BAAPA, uno de los ecosistemas más alterados en toda su extensión en nuestro país. En el área de la Reserva se han realizado diversos estudios relacionados con sus recursos naturales, que fueron subrayando la importancia biológica del área, tanto por su diversidad como por la presencia de numerosas especies importantes. En 1997, se designó a San Rafael como primer “Área de Importancia para la Conservación de las Aves” (o Important Bird Area – IBA, siglas en inglés) del país,mediante los estudios de Guyra Paraguay, confirmando la presencia de 12 especies amenazadas globalmente, cinco especies endémicas, cuatro especies endémicas al BAAPA, entre otras clasificaciones. 
http://pib.socioambiental.org/es/povo/guarani-mbya/print
Históricamente, el pueblo Mbyá ha sido conocido como el pueblo más resistente al trato o contacto con la sociedad no indígena. Los Mbyá de Itapúa sur tienen el antecedente de haber protagonizado una de las primeras grandes rebeliones contra los españoles en tiempos de la colonia. 
Un total de 24 comunidades indígenas, 22 del pueblo Mbyá Guaraní del Departamento de Itapúa y dos comunidades Mbyá Guaraní del departamento de Caazapá, todas reconocidas por el órgano indigenista del Estado, y 12 aldeas o Tapyi que viven en aislamiento voluntario, todas del Tekohá Guasú o Reserva para Parque San Rafael, se encuentran aglomeradas en la Asociación de Comunidades Indígenas Mbyá Guaraní del Departamento de Itapúa (ACIDI).

Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Pueblos Indígenas. Tres historias. Un compromiso. Asunción, Paraguay.2009